Compárteme la tortura,
el tormento dulce del ansia,
la caricia que persigue la caricia
cuando la boca se conmueve
en el regazo del beso,
la bandera enarbolada del deseo,
la paz que a gritos pide guerra
en el saqueo codicioso de la piel.
Compárteme la apertura súbita
de la vena dilatada al desgarro,
la hermosa plasticidad
de la rigidez del goce en el delirio,
el espeso veneno de vida
con el que cargado el venablo
acierta en el hondo algibe del suspiro,
la prisa de los dedos
ante la carne desbordada que los fustiga,
la pleamar del aroma y del gesto
que amanecen de plata los sentidos,
el desfallecer dual de la ternura
que en un misterio de siempre
multiplica con su júbilo mi pan y tus peces.
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8 comentarios:
Bonito texto, me gusto mucho...Saludos
precioso Celsa y ese final redondo y bordado, no hay mayor belleza que la dualidad de la ternura.
Un beso muy grande, me encanta leerte
Teyalmedras, muchas gracias por tu visita y tus palabras. Un abrazo.
Gracias Ana!! Siempre es enriquecedor tu aporte. Un beso enorme!!
"La paz que a gritos pide guerra".
¡Uf! Qué manera de decir una verdad en un momento determinado y vaya cuierre del poema, cuando es necesario, sin abusos, balanceado. Eres grande, Celsa.
¡Abrazos!
me gusta tu forma y manera de hacer poesia palabras sin un apice de vacio todas escalonadas y llenas de sentimientos si por mi fuese no compartiria no mas que con el hombre o la mujer querida
Édgar, me has hecho sonreír... Lo complicado como bien dices es el balance, ni pasarse ni quedarse corto... Un beso y gracias por tu visita!!
Francisco qué bonitas palabras... A veces asalta la vena posesiva y cuesta desprenderse del poema, es cierto... pero necesita volar... Un placer saludarte, agradezco tu tiempo. Un beso.
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