Podría fabricarte un volcán,
obnuvilarte en erupción
de mil violetas...
Reinventar con mis pestañas
tácitas palabras
madurando en tu nombre,
o un giro de sonrisas
dibujando un glaciar
en llamas sobre mi vientre,
bengalas de caricias
escudriñando tu soledad
en mi soledad...
Podría somatizar estos latidos
en el espejo de tu pecho,
o disentir atrincherada
en la sumisión de tu abrazo.
Sucede que mis utopías
son eclipses en tu regazo,
que incluso sumergida en ti
me siento vagabunda de tu piel,
investigando las cadenas
del silencio en el que te conformo.
Por eso podría entregarte
la llave maestra de la ternura,
acercarte al umbral
donde suelto las riendas
de mi magia,
trepar por las letras
que guardan el equilibrio
de mi cuerpo en uno de tus dedos,
ser la eclosión de versos
que te murmuran atrevidos,
amparados quizá
en los márgenes de tu voz.
Mira... podría regalarte
las gotas de ilusión
que he custodiado,
el osado palpitar de mi sombra
en la palma de tu mano...
Pero sucede, amor,
que se declaran en huelga
mis madrugadas,
se matizan y desdibujan
salpicándome burlonas
con el juego de tu gesto,
y olvido las vocales,
robo sobornos
a mi pensamiento...
En este punto,
me pregunto qué pasaría
si rompiera cerrando los ojos
el bozal de la cobardía por perderme,
un segundo eterno,
en la comisura de tus labios...
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2 comentarios:
Veo que hasta un volcán nos da argumento para escribir. Me gusta más tu volcán.
Grande Celsa!
jajaja, mira que ha sido coincidencia!! Te debo una visita con mucha calma, que supongo el martes podré hacer... ando a todo correr.
Un beso!
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