Concavidad enardecida
donde soy de no ser siendo zozobra,
tempestad sitiando tu cuerpo,
un paso a paso de dedos y pieles
con su idioma invisible.
Tócame.
Conmuéveme.
Palpita en cada gota virgen
que suda este delirio que toma mi forma
naciendo en lo más profundo de tu sangre,
porque de ahí surjo, precisa y encendida,
incorpórea en el gozo que desatan tus manos.
Grábame vibrante en cada escalofrío venal
en el que se concentra el instinto,
espárcete sobre mí como una túnica de estrellas
hasta que los ecos de mis siglos
broten pronunciando su oración a la Vida.
Seamos de no ser para vivir a conciencia
el íntimo parpadeo y háblame...
Háblame en el lenguaje carnal
que en algún solsticio olvidó el Tiempo.
Témplame, mi amor, que madure en tus brazos
las savia que guardo... Y luego...
Líbame...
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3 comentarios:
muy bonito
Muchas gracias, Taio. Un abrazo.
Muchas gracias, Taio!! Un abrazo
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