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Inspírate lo que quieras pero no copies...

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Sólo soy esto que ves: un alma que sangra, llora, ama y regala Poesía...

Sentir el verso, erizarse el vello, estremecerse la piel al declamarlo o al escribirlo o al pensarlo,y sentir que el mismo mundo es un instante infinito, con la emoción en la mirada que acaricia la palabra que lo inunda todo...Sentir que eres la alquimia perfecta de barro y anhelo...Sentir que eres Poesía

miércoles, 29 de septiembre de 2010

EN TU PIEL

Me inscribo en el enigma
que te piensa, furtivo,
como huella de un espíritu
que se sustenta de ti.
Te miro, fuera del tiempo,
en los márgenes mismos
donde te siento latir.
Un dedo de anhelo te roza...
Un rubro de beso
se escribe en tu piel...
Una caricia vulnerable
se vuelve subversiva
en su serena desnudez.
Te deseo...
Invoco tu sudor
adherido indeleble
a cada mínimo poro
de mi mapa mudo de mujer,
como el chamán en su rito
de provocar la lluvia,
a cuerpo abierto.
Y así estoy yo,
desafiando la lógica,
pactando paciente
el cataclismo
que nos deje hacer...
Como vigía de tus pasos,
de tu nombre,
planificando la estrategia
de derrotar los días
para alcanzarte,
a ti,
solo,
desnudo de todo,
vestido de mí...
Te deseo y me dueles,
como cicatriz en mi sangre
que me obliga a sentir,
a sentir mi mano
conociendo a tu muslo,
dialogando en su tacto
la controversia que las bocas,
hablándose, se obligan a omitir...
Respirándonos,
uno en el otro,
siendo un mismo fluido
de argentino deseo
en la blanca tormenta
de dos almas gemelas,
cumpliendo su destino
al coincidir...

DESAFÍO

A pesar de mostrarlo en la mano...
Nadie conoce mi corazón.
Quién se atreve a dominar
la pasión de la tierra
que abriga a los muertos,
a encender velas
entre las cruces mojadas
de los caminos del deseo,
a beber la sangre del amor
antes de que el alba
corrompa al vampiro del beso...
Erguida combato
la embestida de los mares
que engañan con la resaca
oscilante de su silencio.
Enciendo las olas, ¿y qué?
No hay nevada capaz
de sepultar en cristales
esta alma mitad piel
y mitad fuego...
Quién se atreve a desnudar
de las alas de Luna
el tocado de mis cabellos,
a dejar la caricia
en libertad condicional
para que empape de sudor
la memoria de mi cuerpo,
o a hacer del tacto
un paréntesis dactilar
apareando mis caderas
con la sombra de unos dedos...
Quién se atreve a alzar la voz
con la que danza mi cintura
cuando el placer perturba
los latidos de mi pecho...
Qué boca es capaz de escribir
garabatos indelebles
en el jadeo sin prejuicios
que se alberga en mi aliento...
Recostada en el tálamo del verso
da comienzo el ritual
de acicalar la mujer con el instinto,
para morder la yugular
del lobo vestido de cordero.
Sólo uno no temerá el desafío,
el Poeta de verdad,
sin más piel que el poema,
con la sangre del color de la Poesía,
inimitable sin un endocardio sincero.