Te presto sin tiempo mis ojos
para que lentamente me descubras.
Te dolerá, mi amor, mirar todo
desde esta sencilla inocencia...
Flores marchitas del silencio,
besos mordidos en los labios,
ese boca a boca con la ausencia.
Te dolerá, amor, mirar mi piel
más allá del poro, la arruga
ulterior, la cosquilla perdida,
adivinando caminos abiertos,
cuando el llanto era lluvia
dibujando surcos hacia adentro.
Te comparto por siempre mi alma,
flor que se abre hacia tu latido,
el umbral de mi historia perdonada
con corazón, gestos, voz, heridas...
Amarás mi memoria llena de sed
donde te cosía en palabras, te escribía.
Te entrego sin dudas mi cuerpo,
el deseo de esta carne enamorada,
el emblema contenido de mil caricias
hechas fuego en el poema de tus ganas,
el libro en blanco de mi futuro
para la pluma de la saliva de tu verso.
Aprehende mi polen, la savia arcana
y el néctar secreto entre tus labios,
muérdeme la vida y apriétame a tu piel,
sacudamos la muerte en el orgasmo del alma.
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Copyright © Celsa Barja
“Alquimia de barro y anhelo”, 2010
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2 comentarios:
Muy bonita Celsa
Contiene rimas de verdadero genio.
Un beso
Muchas gracias, Josep... Alegre se ha quedado mi lápiz con tu comentario. Un beso.
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