Todos somos un poco peregrinos, de la vida cotidiana en la que avanzamos los pasos, uno tras otro, a veces con la única compañía de la soledad que pasea a nuestro lado, invisibles a los ojos que nos traspasan sin vernos, invisibles al abrazo de la palabra.
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Celsa Barja © 2010
viernes, 26 de febrero de 2010
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