Desdoblo mis sueños
hasta asfixiar tu ausencia.
Nada importa
cuando otra noche se esconde
en una caracola de mar,
y sus caballitos
no me llevan trotando las olas,
ni las medusas esconden
en mi pelo rojo
sus tesoros de coral.
Desmayo mi destino.
Mejor que se ahogue
entre sal y Luna
esta soledad,
no hay besos en las heridas,
un dedo en la mejilla,
unos labios en mis párpados,
un leve cariño en mi frente
que me haga olvidar..
Dividida de nuevo,
entregada sin amarras
al absurdo silencio
de este siempre nunca más,
atorada entre algas,
rasgando mis escamas
sobre una arena líquida
que no me deja avanzar...
¿Para qué?
Si sólo eres un campesino
sembrando sabores
que no tienes,
en una tierra
que abonas de ausencia,
esparciendo
semillas de amnesia,
olvidando que un latido
nunca, nunca,
nunca vuelve a ser igual,
que ningún tacón
deja huella en la nada,
y que la vida
es una incierta escalera
de veinticuatro peldaños
ajenos a tu voluntad.
Sufrir no sirve de nada...
Nunca seré tu ángel caído,
he nacido mariposa
con alas para volar...
No hurgaré tu verso
arañando tus palabras,
será tu mismo hielo
el que se derretirá,
brindarás contigo a solas
en la copa de tu Ego,
sorbiendo las gélidas gotas
de las efímeras glorias
que puedas recordar...
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Celsa Barja © 2010
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2 comentarios:
Coses las costuras de la tragedia a modo de poesía, eres infatigable.
Un beso
Tengo un corazón poeta, Josep... lo que siente lo hace Poesía, eso es lo que lo salva.
Un beso muy grande!! (y gracias)
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