a tornar suaves
las esquinas
de este mundo
que me lastima,
a curar si acaso
con una sonrisa
los versos heridos
de mi poesía,
a detener la mano
que golpea anónima
el silencio indefenso
de una garganta sin voz.
Ayúdame
a matar la indiferencia
que invalida este camino,
a sujetar mis dedos
a una mano de verdad,
a llorar también
cuando el llanto apremia,
cuando el alma
lo necesita con sinceridad.
Ayúdame
a entender un poco
el rompecabezas
que me han regalado
nada más nacer,
a buscar esa pieza
que encaje perfecta
en este absurdo
en el que me siento caer.
Ayúdame,
dame el abrazo
que necesito,
éste que no te pido
con la palabra,
haz un esfuerzo
por comprender
el idioma universal
que habla una mirada.
Todos los derechos reservados
Celsa Barja © 2010
2 comentarios:
¡Qué bonito! Todos tenemos nuestros rompecabezas. Por desgracia muchas veces cada uno tiene que montar el suyo propio sin ayuda de nadie.
Cuenta conmigo para montar alguna pieza.
Muchas gracias, Josep, el rompecabezas de la vida es el mayor juego de inteligencia que hay... de inteligencia emocional.
Un beso!!
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