Dame las lágrimas insatisfechas de tu piel, que mis pequeñas manos curarán tus heridas. Dame la inquietud del eco de tu voz, que la convertiré en paz entre acordes de caricias. Dame los ardores escondidos de tu cuerpo, que los haré explotar en diferentes melodías. Dame el estallido de tu batalla, que encontrarás el premio en la paz conseguida. Dame las estancias rociosas de tu cuerpo, que sean alimento de los labios que te entibian. Dame el deseo que sueño que sueñas, que apretada a ti,me apretaré más todavía.
© Celsa Barja
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