Me provocas a emerger
de los abismos de mi conciencia,
a romper las ceremonias
que acompañaban mi soledad,
a buscar los mil atajos
de los demonios de mi sangre,
que me condenan a buscarte
más allá del pecado original.
Me provocas a encenderme
con un instinto precipitado,
recoger tu cabello y caer sobre ti,
hacia un cuello que latiendo
despierta el hambre de mis labios,
carne tibia que palpita,
que se estremece al contacto,
manzana prohibida
en la que beso a beso me extravío.
Me provocas a la delicia
secreta de que me sacuda el ansia
reptando entre matices por tu piel,
soy serpiente de saliva
que ondulante te acaricia,
de carótida a carótida
mientras todo sabe a placer infinito.
Me provocas a morder
ese lóbulo huidizo y palpitante,
a indagar con mi lengua
cada pliegue que me recibe
entre bocados de suspiros,
y regreso, te pierdo, te rodeo,
asomo a tu boca y vuelvo a tu cuello,
donde muerdo, lamo, libo
tu deseo y mi deseo palpitantes.
Me provocas, amor,
me provocas a provocarte...
© Celsa Barja
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2 comentarios:
¡Qué poetisa más intensa!
Gracias por compartir tu talento y energía.
Mucha luz,
un abrazo
Muchas gracias, Rosalie. Mi energía y mi luz en un abrazo desde el alma.
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