Asoma el pensarte
como eco telúrico
que estalla
en mi pecho.
Te imagino prendido
a la caricia hospedada
en cada borde
de mi cuerpo.
Golpea mi sangre
con el impulso
infinito
que riega el deseo,
y se me abre la vida
al mirarte mirándome
entre la niebla
de un jadeo.
Es inmenso de pronto
el sabor de tus labios
invadiendo lo incierto,
el placer alado y sutil
temblando...
en un hueco sin tiempo.
Gravito dispersa,
exiliada,
olvidada de mí misma
en tu lengua caminándome
sin regreso...
Luego,
con exquisita ternura,
fundes bocas y carnes
en un brote
derramado
entre versos y besos.
Todos los derechos reservados
Celsa Barja © 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Como siempre, exquisito Celsa.
Un besote
Muchas gracias, Josep... Ya está otro en el horno. Un beso muy grande!
Publicar un comentario