Somos hierba creciendo
en la primavera celeste,
manecillas de un tiempo
que es tormenta de violetas,
somos el beso de los huesos
que escudriña la vida,
el temblor de dos cuerpos,
anverso y revés de la hoja
desnuda en el tallo
de esta flor silvestre
que hoy es mi verso...
Somos la caricia desnuda
oculta en el silencio
de la breña de los días,
el empuje de danza carnal
en la página sólo nuestra,
que es vestigio primero
de lo que nunca se olvida.
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Celsa Barja © 2010
lunes, 15 de marzo de 2010
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